En un mercado saturado por la información y la oferta de productos y servicios, nos encontramos con un cliente cada vez más exigente. Es más, en la era digital multidireccional actual, el consumidor dispone de infinitas opciones, hecho que obliga las empresas a entender las necesidades particulares de cada cliente para adaptar sus productos/servicios. Así mismo, nos encontramos ante un público que reclama la automatización de los procesos como también la inmediatez y la personalización.
¿Qué podemos hacer ante tanta competencia y de tantos requisitos para diferenciarnos y destacar?
Pues en esto consiste el hiperfocus en el cliente, en aprovechar la tecnología con el objetivo de mejorar las experiencias humanas, personalizar las acciones de marketing y ventas y de este modo, conseguir la confianza y fidelización de los clientes.
Y, concretamente, ¿qué es el hiperfocus?
El hiperfocus se explica cómo una acción de marketing estratégico centrada en el cliente. Busca un aumento de beneficios aportando un valor añadido al comprador. Esta estrategia se lleva a cabo gracias al conjunto de medios, softwares y sistemas creados para proporcionar una mayor atención, sensibilidad y empatía hacia los anhelos de los consumidores. Todas estas plataformas se conocen con el nombre de aplicaciones CRM o Customer Relationship Management y, junto con el Data driven (una estrategia basada en el análisis de la información extraída del Big Data que busca conseguir insights valiosos) se encargan de almacenar información de los clientes.
¿Y qué papel tienen estos softwares en nuestro plan de marketing?
Bien, gracias a las plataformas CRM podemos disponer de todo tipo de información de los clientes. Es más, no solo podemos conocer nombres, direcciones, teléfonos y e-mails, sino que también nos aporta información sobre las interacciones con la compañía, las actividades de interés, etc. Todo este conocimiento es útil para entender como los compradores hacen uso de la información y, por lo tanto, como la entidad tiene que administrar las ventas, llevar a cabo la planificación del marketing, gestionar la atención al cliente y los puntos de contacto.
Con todo ello, un sistema CRM rastrea y administra los conocimientos sobre los consumidores, conecta los equipos en un sol dispositivo, capta de manera inteligente las interacciones, simplifica y automatiza las tareas para conseguir leads efectivos, y proporciona insights y recomendaciones instantáneas, entre otros.
Así pues, se puede entender el motivo por el cual el CRM es tendencia, dado que consigue integrar diferentes áreas de una empresa, proporciona información centralizada a tiempo real, automatiza actividades (ej. registre de clientes), ofrece una visión amplia del negocio y aumenta la productividad. En resumen, facilita la toma de decisiones estratégicas enfocadas en el cliente.